Carlos Pascual, cariñosamente conocido como "Tula", falleció este miércoles a los 83 años, dejando un legado imborrable en el corazón de los hinchas argentinos al fútbol. Reconocido como un ferviente seguidor tanto de la Selección como de su amado club, Rosario Central, el hombre se destacó por su pasión desenfrenada y su incansable apoyo en las gradas durante décadas.
La noticia de su fallecimiento fue confirmada por fuentes del centro de salud en el que se encontraba internado en Buenos Aires, donde había sido ingresado recientemente tras someterse a una delicada cirugía relacionada con una enfermedad crónica.
Pascual se ganó el cariño y el reconocimiento de toda una nación gracias a su inquebrantable devoción por la Albiceleste. Su presencia fue un símbolo de aliento y fervor en innumerables competiciones nacionales e internacionales, siendo galardonado con el premio The Best como representante de la "mejor hinchada" argentina después del Mundial de Qatar 2022.
Sin embargo, su amor por el fútbol no se limitaba al ámbito internacional; desde su infancia, Pascual respiraba y vivía por los colores de Rosario Central, un vínculo que heredó de su familia y que cultivó con pasión a lo largo de los años. Criado a escasas cuadras del estadio Gigante de Arroyito, su conexión con el club era innegable.
Su bombo
Su icónico bombo se convirtió en su sello distintivo, siendo su sonido una melodía constante en las tribunas. Según relató su hijo en una entrevista, la historia detrás de este instrumento es tan sencilla como conmovedora: "Vivía cerca del estadio y un día notó que había un vacío en la hinchada, alguien había dejado de tocar el bombo. Sin dudarlo, se ofreció voluntario para ocupar ese espacio y desde entonces, él y su bombo se volvieron inseparables".
Con la partida de Carlos "El Tula" Pascual, Argentina pierde a uno de sus hinchas más emblemáticos, cuyo legado perdurará en los corazones de todos aquellos que compartieron su pasión por el fútbol y su inquebrantable amor por los colores albicelestes y canallas.